¡Hola a tod@s!
Cuántas personas a menudo se encuentran pensando en ‘buenos hábitos’ y ‘malos hábitos’.
Me pareció tan refrescante, hace más de una década, en la formación de coaching, aprender que todos son “sólo” hábitos.
Se compartió esta cita de Shakespeare, “no hay nada ni bueno ni malo, pero el pensar lo hace así”. Trata de la relación entre creencias y acciones (o reacciones).
Los hábitos son útiles o ya no son tan útiles
Si nos tomamos el tiempo para pensar en el momento en que se formaron los hábitos, es casi seguro que se desarrollaron originalmente para servir a algún tipo de propósito.
Es por eso que, con el tiempo, tienes la oportunidad de darte un poco de margen y permitirte cambiar de rumbo.
Cuando las circunstancias cambian, si las desventajas de continuar con ciertos hábitos comienzan a pesar más que las ventajas, entonces usted está en la posición en la que puede decir que los hábitos han pasado su fecha de caducidad y son dignos de retirarse.
Cuando está segur@ de que no deseas un hábito
Cuando quieras detener algo:
morderse las uñas, fumar, comer compulsivamente, preocuparse, poner excusas, criticar a la gente (expresar enojo inútilmente), emitir juicios, ser demasiado crítico y falta de modales… solo por nombrar algunos ejemplos
#1 Procede sin juzgar
Es hora de reconocer que los hábitos pueden haber tenido una intención positiva, pero ya no te sirven en el presente.
#2 Reemplázalos
Crea posibilidades alternativas que estén alineadas con tus objetivos y tus valores.
No puedes simplemente detener algo, debes descubrir qué quieres hacer en su lugar y adoptar ese nuevo hábito.
Date la opción.
#3 Identifica tus factores desencadenantes
Los hábitos suelen ocurrir en ciertos contextos o circunstancias.
Sé consciente lo que suele suceder antes, para que puedas presionar un botón de pausa y tomar una decisión diferente a partir de ahora.
#4 Ensaya mentalmente
Utiliza todas las submodalidades de la experiencia (sonido, olfato, visuales y táctiles) para recorrer tanto los factores desencadenantes como el hábito de reemplazo, para incrustarlo completamente en tu cerebro y darte una oportunidad de adoptarlo. (Esto se llama anclaje).
El ensayo establece redes neuronales similares a la experiencia. Fascinante, ¿verdad?
Ahora ha llegado el momento de preguntarte: ¿Hay algo que te encuentras haciendo que preferirías no hacer más?