Un poco de literatura basada en hechos reales

CÓMO PASÉ DE VIVIR EN EL EPISODIO 527 DE UNA TELENOVELA, A SER LA PROTAGONISTA DE MI PROPIA SERIE

Hace un año, al salir del súper, me encontré a Marta.

Es una de esas amigas de toda la vida, a la que le cuentas todo, pero que por la razón que sea dejas de ver.

Marta es increíble, ese tipo de mujer segura de sí misma, que lleva su vida como quiere. Habla de temas interesantes, siempre tiene planes… una pasada.

Creo que por eso nos llevamos tan bien.

Cuando me preguntó qué tal y le empecé a contar, me di cuenta de que mi vida era como una telenovela de esas interminables, que dejaste de ver en el capítulo 43, y en el 527, aunque han pasado mogollón de cosas, todo sigue igual:

  •  Luis Alfredo dejó por fin a su mujer, pero su vida es tan complicada que no se atreve a dar el paso con María Alejandra.

  • Atanasia Eulalia sigue sin poder salir de la espiral de ascenso profesional en la que lleva 200 capítulos, y está a punto de ser abandonada por su marido

  • Mayelis Julia perdió el control de sus hijos adolescentes, por falta de comunicación,…

En definitiva, EN LO SUSTANCIAL NO HA AVANZADO NADA.

La información que le estaba dando a Marta sobre mi vida era la misma que hace tres años: 

  • “Me he estado formando para ascender y ahora estoy más que preparada”. En cuanto eche la solicitud, me lo dan, seguro”

  • “Estoy mirando ofertas en otras empresas, donde me valorarán más. Sólo tengo que dar el paso”

  • “La cosa ahora mismo está fatal. Para primavera fijo que mejora y entonces verás”

¡¡Estaba en un bucle!!

Marta, que es muy prudente, me abrazó con cariño y no dijo nada, pero en su cara vi que mis historias eran, año tras año, más de lo mismo:

La que estaba fatal no era “la cosa”. ERA YO.

Al oírme decir todas esas mentiras en voz alta, una alarma saltó en mi cabeza: A menos que hiciera algo, nada iba a cambiar.

Así que lo hice.

El primer paso (y el más difícil) fue reconocer que necesitaba ayuda para poner mis ideas  en orden.

Y me busqué un coach.

Lo que conseguí:

  • Identificar mi objetivo claramente.

  • Salir de mi zona de confort. 

  • Analizar las opciones disponibles.

  • Pasar a la acción.

Volví a encontrarme a Marta hace un par de meses, por cierto.

Ya no me mira con cara de “ahí vienen María Lucrecia y su telenovela”, sino que sus ojos delatan interés al escucharme. Incluso admiración, diría yo.

Ahora cuento proyectos que se están haciendo realidad. 

PROGRESOS, no fantasías.

Te animo a que salgas de la telenovela y dirijas la propia serie de tu vida.

Con el guion adecuado, puedes ir dando pasitos hacia el futuro que quieres.

¿Te atreves?

Dirige el rumbo de tu carrera

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